Yoav lleva viviendo en Tel Aviv 12 años y le gusta proporcionar un servicio personal, cálido y solícito a los viajeros de nuestra comunidad. Los considera nuevos amigos y lo demuestra con su acogimiento personalizado.
“Cuando era anfitrión, tuve la suerte de conocer a mucha gente fantástica con historias muy diversas, como un chico que trabajaba en Walt Disney, un bailarín de ballet de la ópera francesa, un psicólogo brillante y sensible que trabaja con parejas y muchos otros tipos de humanos maravillosos”.
¿Cómo es ser anfitrión de la comunidad gay?
“Me gusta mucho, es fácil, amistoso y sientes que compartes el mismo idioma y, a menudo, los mismos ámbitos de interés. Los huéspedes gais son de trato amable, saben lo que quieren pero nunca se pelean al respecto, encuentran una forma amigable de conseguirlo. La mayoría de ellos quieren disfrutar de buenos restaurantes y de playas bonitas. Les gusta la vida nocturna, aunque algunos prefieren unas vacaciones relajadas, pero al mismo tiempo quieren disfrutar del sol y conocer a gente nueva.
Una vez acogí a un profesor de antropología muy inteligente que compartió conmigo la historia de transición de su hijo. Fue muy interesante conocer los retos de la paternidad y lo bien que lo llevó, de una forma tan inteligente y sensible”.
“No consiste en responder si te necesitan, a cualquier necesidad, es mostrar que te importa. Los huéspedes tienen que saber que estás ahí para ellos. Si no te importa, entonces no deberías ser anfitrión.
Asegúrate siempre de que llegan seguros a casa y dales tiempo para que se hagan con el lugar. Más adelante te darás cuenta de si son muy independientes y quieren intimidad. Si no, normalmente los llevo a mi barrio, que es menos turístico, y empezamos con un café.
Entonces los conozco un poco, les doy recomendaciones y consejos sobre dónde ir y qué hacer, qué lugares deben visitar y que sitios están sobrevalorados. Me gusta asegurarme de que emplean su tiempo en los mejores planes en función de sus necesidades personales”.
¿Cuál es el mejor recuerdo que tienes de un huésped?
“Un huésped que vino por primera vez a Israel me contó que no habría disfrutado tanto de Tel Aviv si no me hubiera conocido. Me regaló un pajarito de porcelana, lo tengo en mi balcón, al lado de las plantas y lo veo cada mañana. Desde entonces, viene una vez al año”.
Yoav
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